Nací en 1988, el 28
de julio para ser exacto. En Chivilcoy, una ciudad escondida en la llanura
pampeana. De niño fui un gran lector. Según cuentan mis compañeros del jardín,
fui el primero en leer los días de la semana que estaban junto al pizarrón. Ese
hecho fue la antesala a mi estrellato. Además de mi extrema pedagogía para la
lectura poseía una voz entonadamente gruesa. A los 6 ya recitaba poesías de
Neruda con la voz de Pavarotti.
Me llamaban para
concursos de lotería para que leyera los números ganadores. Iba a fiestas
provinciales a coronar a la princesa y decir su nombre frente a toda la
audiencia. Salí varias veces en la tele, en programas de espectáculos. Mis
padres decidieron que mi carrera era próspera, por lo que abandoné la escuela.
Pero un día todo se
derrumbó. Fue en el 2000, yo tenía 12 años. No me lo olvido más: me desperté y
quise llamar a mi madre para que me traiga el desayuno –como yo era una
estrella me trataban como a un bacán- y no pude. Forcé mis cuerdas vocales
pero no emití sonido. Grité con la mudez de una roca. A partir de ese día
terminó mi carrera de hablador.
Hace 14 años que
estoy callado pero me las rebusco. Tengo una linda novia, un trabajo estable y
estudio Comunicación. Sueño recuperar mi voz para ser algún día, locutor de
radio. Mientras tanto escribo como un condenado.
Muy bueno amigo, como siempre la descoses, la mejor de las ondas con el blog, un fuerte abrazo! Soy Fran
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