Una mano
que brota de la tundra
me
arranca del navío.
Hoy me
toca volver.
Volver a
lo impredecible.
El
devenir permanente de la espera.
El tiempo
sin tiempo.
La
máscara antihumo en la ciudad.
El
extrañamiento del paisaje.
La lluvia
es un te lo dije, lento y brutal.
La
paciencia forzada.
Especular
posibilidades.
Sacar
cuentas, regatear, por favor.
La
probabilidad del desastre.
El
fantasma del fracaso.
El gusto
amargo del tal vez.
La
derrota por metonimia.
Las
señales del ya fue.
Un TL
inmóvil.
Ni ganas
de escribir.
La
revancha injusta.
La foto
de perfil.
El hueco
del abrazo.
El miedo
a que el miedo no se vaya.
Volver a
mirar el mundo.
Volver a
ponerme los ojos tristes.
Volver a
lo inestable.
Volver a
leer las pesadillas.
La duda,
sin certezas, el porrazo.
Volver a
dudar.
Volver a
perder.
Volver a
volver.
El eterno
anuncio del fin del mundo.
La
espera y volver a esperar.
El
socorro que se atraganta.
Volver a
aprender.
Aprender
a aguantar.
Aprender
a inventar un mundo violeta.
Aprender
a esperar.
Aprender
a aprender.
Nada
puede ser peor. Todo puede ser peor.
Es
temprano aún. Falta mucho.
¿Cuánto?
Ok,
Andrés. Ya es tarde.
Andá.
Volvé a
volver. Volvé a aprender.
No te voy
a matar.
Todavía
no.
Soy más
cruel.
Prefiero
regalarte el horror:
La
incertidumbre.