sábado, 30 de marzo de 2013

Yo también quería escribir algo sobre los 90


La generación que vivió su adolescencia en los 90 está viciada.
Tienen una peculiar visión de las cosas.
Dicen del mundo un lugar lleno de ira y competencia.
Formulan historias sobre cómo matar insectos.  
Ven al sexo como una fruta que mañana se pudre
por lo que hay que devorarla
sin importar la lástima que exhale.
La política es un negocio administrativo.
El comunismo falló
porque niega la libertad de cagarle la vida al otro.
El capitalismo también falló
pero al menos respeta el curso normal de las cosas.
Les gusta el dinero.
Sueñan frecuentemente con ganarse la lotería
y comprarse una isla en el Caribe.
Recurren seguido a la metáfora de que la naturaleza es asesina per se.
Tienen una mirada inquisidora, camorrera.
No se ajustan a ninguna ideología,
dicen ser sujetos libres que
hacen lo que se les canta el culo.
Se divierten con el humor ácido de reírse de las gordas.
Admiran las esbeltas nalgas en los puestos de revistas.
Odian a los hippies.
No creen que el porro irradie paz.
Prefieren los tragos fuertes.
Le tienen cagazo a la cana.
Se acostumbraron a la basura televisiva.
No gustan del atardecer en una plaza del centro con pasto generoso.
O al menos no te lo dicen.
No muestran debilidad.
Nunca.
Para ellos es un pecado mostrar debilidad.
Porque te hace maricón.
y el mundo es demasiado peligroso para que los maricas festejen.
La putez no se festeja, dicen.
La vida tampoco.
Porque los 90 eran eso:
Odio y corrupción.

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